miércoles, 9 de noviembre de 2011

Nada peor que ir a toda prisa por el camino equivocado



Mi vendaval:

Vivimos bombardeados por una sociedad que nos incita a tener más aunque seamos menos. De qué vale tener una casa más grande si el amor se hace más pequeño. Ambos sabemos de mansiones muy sólidas con hogares totalmente rotos, vecinos que multiplican su fortuna pero aniquilan sus valores, con suficiente dinero para comprar un palacio pero que no pueden construir un hogar. Sus casas están llenas de libros que les dan conocimiento para el éxito y la prosperidad, pero no la sabiduría para la felicidad. Tienen colecciones de relojes carísimos, más no disponen del tiempo necesario para sus familias. Se acuestan en camas de lujo pero no pueden conciliar el sueño. Gastan fortunas en los mejores médicos pero no logran recuperar su salud. Provocan la envidia de los miserables pero no inspiran el respeto de la gente decente que tiene bien clara la diferencia entre el confort y la alegría, entre el éxito y la felicidad. Entonces, de qué vale tener más si se disfruta menos. Para qué sirve una vida profesional y social llena de mucho éxito y compromisos si no se tiene el tiempo necesario para disfrutarnos.

Hasta hace poco llevábamos una vida que no nos daba tiempo ni para comer. Recuerdo cuando iba buscarte al portón y corríamos apurados al tinglado de comida rápida, mirando a cada rato el reloj, en una carrera loca contra el tiempo, en lugar de complacer al paladar sin agobiarlo. Unas veces a nombre de las causas, rindiéndole culto al sacrificio, glorificando las renuncias, otras veces con la excusa de trabajar duro para alcanzar un mayor nivel de vida, cuando realmente lo importante era y sigue siendo lograr una mayor calidad de vida, de vivir con sabiduría. Y por ese vivir enajenados, tantos abrazos se quedaron en los brazos, tantas ausencias mías te fueron inundando. Por eso, ahora que te empinas y miras al mundo desde tus nuevos laureles, mírate también en mi espejo y nunca olvides armonizar el éxito y la felicidad, que no se excluyan, que sean las dos caras de una vida plena. La clave está en añadir más y más momentos de alegría a la vida, aunque eso implique renunciar a otras cosas que nos darían mucho prestigio, poder o dinero, pero poca felicidad.

Todavía no me lo creo. Cómo pasaron todos estos años. Definitivamente, el tiempo no se puede depositar en una cuenta bancaria para disfrutarlo más tarde. Es verdad que no tenía que haber esperado esta “ocasión especial” para decirte lo que hoy te quiero decir. Tenía que haber pasado más tiempo contigo, compartir más con tu entorno, estar más pendiente de ti para que eso no pasara, pero te descuidé. En lugar de llorar sobre la leche derramada y lamentarnos por el tiempo que perdimos, por las soledades que otros llenaron, te propongo que aprovechemos el tiempo que nos queda para disfrutar la grandeza de la vida, de sentir en lo más hondo la belleza de las cosas cotidianas. En adelante, quiero disfrutar una y otra el suceso de ir más veces al cine contigo, de buscarte cada vez que llueva para que no tengas que volver a rodar por los barrancos del camino, quiero que vayamos a conocer juntos lugares nuevos y hacer de esas cosas sencillas los momentos más estelares y memorables de la vida.

Recuerdo ahora cuando regresaste de México y descubriste tu verdadera vocación. Cambiarte las ciencias por las humanidades y estuvimos de acuerdo en que no había nada peor que ir a toda prisa por el camino equivocado. Hice mío tu dolor, porque esa decisión significaba separarte de tus amigos de siempre e implicaba, además, perder el año. Y alzamos la voz para aceptar que “nada se ha perdido si se tiene el valor de proclamar que todo se ha perdido y hay que empezar de nuevo”. Es imposible atravesar la vida sin sufrir una derrota, sin salir mal en una prueba, sin que un trabajo quede mal hecho. A quién un gran amigo no lo ha decepcionado, quién no ha perdido a un ser querido. Ese es el precio  de vivir. Uno se fortalece cuando tiene el temple para encarar la realidad y la voluntad para cambiarla. Uno crece cuando abre camino y deja huellas.

En adelante lo realmente importante no es lo que te suceda, sino cómo reaccionas, como enfrentas cada circunstancia. A pesar de nuestra diferencia de edad, ya tienes la madurez para comprender que la mayor parte de las consecuencias de lo que nos pasa se debe a la forma como reaccionamos ante ellas. En el mejor de los casos uno tiene el control sobre el 10% de lo que nos sucede, las consecuencias del otro 90% depende de nuestras reacciones. Reacciona apropiadamente y superarás el problema. Una reacción equivocada podría resultar en el agravamiento del problema, en la pérdida de un amigo, en un pleito innecesario con quien está a tu lado, en un malestar que deprima. Cuántas veces hemos anegado nuestros días de estrés, sufrimientos, problemas y dolores de cabeza que habríamos evitado si hubiésemos reaccionado con mucha más inteligencia emocional. No  tenemos el control de todo lo que nos sucede, pero si podemos controlar nuestras reacciones. Una respuesta equivocada puede arruinar en un minuto una amistad de toda una vida. Por eso a veces el silencio es la mejor respuesta.

Ahora que vas por el camino que te gusta, tu recompensa vendrá dada por todo el empeño que le pongas al logro de cada objetivo, por el extra del que hagas gala para alcanzar cada meta. Cuando no lo logres, si tienes la certeza de que hiciste el mayor y mejor de tus esfuerzos para lograrlo, entonces habrás triunfado. Tu entrega total siempre será tu victoria más integra. En adelante tu triunfo será la consecuencia inevitable de tu esfuerzo inteligente y tenaz.  Si haces las cosas con amor y mucho gusto, estás inexorablemente condenada al éxito. Y nunca tendrás que envidiar a nadie porque la envidia es el tributo que la mezquindad le hace a la inteligencia. Esmérate por hacer las cosas bien desde la primera vez y recuerda que nunca existe una segunda oportunidad para causar una primera buena impresión. A partir de ahora no hagas nada por obligación ni por compromiso, sino por amor y convicción. Solo así lograrás la plenitud que todos necesitamos para que, además de ser exitosos, seamos sobre todo felices.

Yo soy de los tiempos del correo postal con estampilla pegada a punta de salivita, tu eres del email que llega en tiempo real.  Y es que en esta era de Internet y de las autopistas de la información es mucha más la información a la que se tiene acceso. Eso ayuda a crecer más rápidamente. Aún así somos seres en desarrollo, con muchas cosas que mejorar y por eso necesitamos la comprensión y bondad de los demás, retribuyéndolos de la misma manera. Si nos respetamos a nosotros mismos podremos respetar a los demás. La mejor relación no es aquella que une a personas perfectas e infalibles, sino aquella donde cada uno acepta los defectos del otro y consigue comprensión y perdón por los suyos. Siempre vas a lograr más de las personas por medio del estímulo que a través de la crítica o del reproche. Imprescindible es que evites a las personas negativas, aquellas que siempre tienen un problema para cada solución, que hacen difícil lo que parecía tan fácil.

Me da mucha felicidad saber de tus progresos, los cuales celebro como hazañas. Me siento orgulloso. Pero ese palpitar no solo quiero sentirlo al final del tramo, cuando me invites a aplaudir el logro de tus metas. Een adelante quiero estar a tu lado, recorrer juntos el sendero. No sigamos corriendo detrás del tiempo. Paremos ya este afán de asegurar el futuro al precio de sacrificar el presente.  Alguien dijo una vez que "La muerte está tan segura de su victoria, que nos da toda una vida de ventaja". Tributemos cada vez más tiempo para disfrutar encuentros de mucha calidad, descubriendo que en esos buenos momentos es posible vivir toda una vida, que es posible llenar la existencia de instantes memorables que se hacen y nos hacen eternos.

Querida mía, hoy estás cumpliendo 18 años y has alcanzado la mayoría de edad. Según la Constitución y las Leyes eso significa que ahora tienes una serie de derechos y deberes que antes no tenías. En adelante podrás viajar sola sin que tenga que firmarte una autorización en la Notaria de Sabana Grande, como tantas veces tuvimos que hacerlo. Podrás tramitar tu licencia de conducir y manejar tu propio vehículo. Ya puedes inscribirte en el Consejo Nacional Electoral y ejercer tu derecho al voto. Puedes registrar tu propia empresa, casarte con tu novio y hasta hacerme abuelo si así lo deciden. Pero además de esos derechos también adquieres una serie de deberes. El más importante es que -con la mayoría de edad-, formalizas el deber de hacerte cargo de ti misma y de hacerte  libre y feliz, de llevar por cuenta propia una vida responsable y sabia. Sobre todo en esta época en la que sentimos que el tiempo no nos alcanza para hacer todas las cosas urgentes y por eso dejamos a un lado lo importante.

¡Te felicito!, y ya sabes: lo importante no es llenar la vida de años sino los años de vida.

Te quiere mucho con demasiado
Tu papá

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